Dice el Filosofo de GÜemez, que si los mexicanos nos volviéramos cultos y letrados, nuestras amadas frases y proverbios populares contendrían un lenguaje más elevado y quedarían de la siguiente manera:
Pondré primero la expresión docta y luego la del populacho.
En reiteradas ocasiones el artificio de barro se dirige al elemento vital, hasta que se hace añicos.
Por: Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe.
Más vale plumífero volador en fosa metacarpiana que segunda potencia de diez, pululando por el espacio.
Por: Más vale pájaro en mano, que ciento volando.
Crustáceo que pierde su estado de vigilia, es arrasado por las corrientes marinas.
Por: Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
Relátame con quien deambulas y te manifestaré tu idiosincrasia.
Por: Dime con quien andas y te diré quien eres.
A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo.
Por: Al mal tiempo, buena cara.
Agua que no has de ingurgitar, permítele que discurra por su cauce.
Por: Agua que no has de beber, déjala correr.
Ocúpate de la alimentación de aves córvidas y éstas te extirparán las estructuras de las fosas orbitrarias que perciben los estímulos luminosos.
Por: Cría cuervos y te sacarán los ojos.
El globo oftálmico del poseedor, torna obeso el bruto equino.
Por: Al ojo del amo, engorda el caballo.
Quien a ubérrima conífera se adosa, óptima umbría le entolda.
Por: El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Las exequias con candel son más tolerables.
Por: Las penas con pan son buenas.
No existe adversidad que por la sinecura no se trueque.
Por: No hay mal que por bien no venga.
La ausencia absoluta de la percepción visual torna insensible al órgano cardiaco.
Por: Ojos que no ven, corazón que no siente.
Al andar maltrecho, implicarle premura.
Por: Al mal paso, darle prisa.
No está la orquedad ardiente para manipulaciones reposteriles.
Por: No está el horno para bollos.
El rumiante cérvido propende para el accidente orográfico.
Por: La cabra tira al monte.
Pondré primero la expresión docta y luego la del populacho.
En reiteradas ocasiones el artificio de barro se dirige al elemento vital, hasta que se hace añicos.
Por: Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe.
Más vale plumífero volador en fosa metacarpiana que segunda potencia de diez, pululando por el espacio.
Por: Más vale pájaro en mano, que ciento volando.
Crustáceo que pierde su estado de vigilia, es arrasado por las corrientes marinas.
Por: Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.
Relátame con quien deambulas y te manifestaré tu idiosincrasia.
Por: Dime con quien andas y te diré quien eres.
A perturbación ciclónica en el seno ambiental, rostro jocundo.
Por: Al mal tiempo, buena cara.
Agua que no has de ingurgitar, permítele que discurra por su cauce.
Por: Agua que no has de beber, déjala correr.
Ocúpate de la alimentación de aves córvidas y éstas te extirparán las estructuras de las fosas orbitrarias que perciben los estímulos luminosos.
Por: Cría cuervos y te sacarán los ojos.
El globo oftálmico del poseedor, torna obeso el bruto equino.
Por: Al ojo del amo, engorda el caballo.
Quien a ubérrima conífera se adosa, óptima umbría le entolda.
Por: El que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Las exequias con candel son más tolerables.
Por: Las penas con pan son buenas.
No existe adversidad que por la sinecura no se trueque.
Por: No hay mal que por bien no venga.
La ausencia absoluta de la percepción visual torna insensible al órgano cardiaco.
Por: Ojos que no ven, corazón que no siente.
Al andar maltrecho, implicarle premura.
Por: Al mal paso, darle prisa.
No está la orquedad ardiente para manipulaciones reposteriles.
Por: No está el horno para bollos.
El rumiante cérvido propende para el accidente orográfico.
Por: La cabra tira al monte.